miércoles, 23 de abril de 2014

Protección de las encinas en sus primeros estadios

       La ganadería y el pastoreo son, y han sido pilares de la economía de Los Pedroches. La defensa contra los herbívoros (en parte, pues al bovino no le afecta) han sido las espinas de las hojas, que en realidad son una prolongación de los nervios de esas hojas. Por eso, las encinas en sus primeros años son arbustos tan espinosos, hasta que toman cuerpo de árbol y escapan a la certeza de  ser alimento.
       Uno de los mayores problemas de las encinas (Quercus ilex L.) es la falta de regeneración natural. Ello pone en peligro la persistencia de las dehesas.
Además del inmenso valor ecológico de éstas, tienen también gran importancia en la economía , muy ligada a los productos y derivados que se obtienen de ellas.
       El problema se agrava por el peso de la carga ganadera. El ganado bovino, ovino y caprino pasa todo el tiempo en el mismo lugar al haber desaparecido la trashumancia. Aunque en verano y en épocas de escasez de pastos se suplemente su alimentación con pienso, los animales consumen  al máximo todo lo que se va regenerando.
       Entre los métodos de regeneración actuales está la técnica de defensa de regeneración natural, de forma que las encinas ya existentes o las sembradas artificialmente  se resguardan con vallados individualizados, impidiéndose así la destrucción de los nuevos árboles por parte del ganado, y permitiendo posteriores podas, etc.
Este sistema se denomina de "regeneración por densificación de las masas de encinares ya existentes".
       Por un lado estas protecciones son eficaces frente al ganado doméstico y caza mayor, aunque si la protección o jaula no es lo suficientemente ancha, los animales pueden dañar la planta al crecer , pues consumirán sus brotes. Por otra parte, producen un impacto visual negativo estéticamente hablando.


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