sábado, 19 de septiembre de 2015

El agua como factor de diferenciación paisajística y de organización del territorio.

       Partamos de la necesidad de reivindicar el agua como patrimonio mundial, y como un derecho fundamental. La globalización y la escasez de agua nos obliga a utilizar la educación como medio sensibilizador y de concienciación. 
       Como  bien dice la Directiva Marco del Agua del Parlamento Europeo y el Consejo de la U.E., “el agua no es un bien comercial como los demás, sino un patrimonio que hay que proteger, defender y tratar como tal”. Por ello debemos difundir la naturaleza patrimonial del agua, y su relación con la cultura de los pueblos, que se manifiesta a través de usos y costumbres (ya sabemos de los lavaderos, pozos públicos, pozos en fincas, abrevaderos, pilas, antiguos aguadores, lavanderas, etc. de nuestra Comarca); y por supuesto debemos ayudar a su conservación.
       Por otro lado, el agua forma parte del territorio. En los medios semiáridos, el agua es un elemento diferenciación paisajística, y en Los Pedroches donde alternamos periodos de lluvias con otros de manifiesta aridez, el agua deviene en bien de lujo.
        El agua determina la fisonomía de un lugar, junto con sus otros recursos naturales. Unida a los elementos antropogénicos, resultado de las actividades humanas, y que en relación al asunto de agua, tendrían mucho que ver con la redirección de aguas subterráneas y también superficiales,  creación de pozos, dibujan y diseñan la faz de nuestro territorio.
       El agua ha sido una frontera natural entre comunidades culturales distintas. Ha servido de nexo de unión y de separación entre ellas. 
        Algunos de los manantiales y fuentes, son puntos de la superficie del terreno en los que, de modo natural, surge el agua procedente de un acuífero, constituyendo un recurso vital para el patrimonio natural. Se localizan en piedemontes, en los contactos entre materiales permeables e impermeables,  En una de las imágenes vemos una antigua fuente en zona de olivar entre Villanueva de Córdoba y Obejo. La tierra más arcillosa, más permeable, retiene mejor el agua, haciendo que  sea más fértil el terreno, a diferencia de la zona de granito.

       A nivel de cursos fluviales y del municipio de Villanueva, se organiza una red de arroyos de bajo caudal y curso intermitente que vierten sus aguas hacia las cuencas del Guadiana y del Guadalquivir, y son significativos en cuanto a que actúan como divisoria de aguas entre ambas cuencas. Cosa que en toda la comarca ocurre así.