domingo, 22 de febrero de 2015

La custodia del territorio y el uso sostenible de sus recursos.

La Red Andaluza de custodia y gestión del territorio en su declaración de principios define la custodia del territorio como:

“Conjunto de diversas estrategias y técnicas que tiene como objetivo fomentar la responsabilidad por parte de los propietarios y usuarios del espacio terrestre, fluvial o marino, en la conservación de sus valores naturales, culturales y paisajísticos y en el uso sostenible de sus recursos. Procura que los propietarios aprendan a gestionar su propiedad manteniendo las funciones y los procesos ecológicos del territorio, al tiempo que obtienen el rendimiento económico esperado”.

       Sin embargo en la práctica, la custodia del territorio tiene tantas definiciones como acuerdos pueden darse. Esto es debido a que cada propietario y cada entidad de custodia tienen una realidad y una naturaleza propia.

BENEFICIOS PARA EL PROPIETARIO
  •  La posibilidad de obtener recursos económicos para financiar actuaciones en la finca.
  •  El mantenimiento y la mejora de la finca a través de la participación de voluntarios.
  •  El diseño entre ambas partes de un plan de gestión sostenible de la finca.
  •  El asesoramiento legal y fiscal para los propietarios para obtener desgravaciones.
  •  El aprendizaje mutuo de técnicas, conocimientos de conservación y gestión de la propiedad.
  •  El reconocimiento social por participar en estas iniciativas de conservación.
  •  La satisfacción personal por asegurar que generaciones presentes y futuras puedan seguir gozando del patrimonio natural y cultural que su finca encierra.

Fuente: Beneficios para la propiedad derivados de los acuerdos de custodia. Basora y Sabaté 2006.

       Puede ocurrir que existan Entidades Locales con propiedades de interés natural, paisajístico y cultural. En este caso los terrenos más interesantes desde el punto de vista de custodia son aquellos que se encuentran en suelo rústico no urbanizable, los cuales suelen estar destinados a uso forestal, agrícola o pastos, con o sin aprovechamiento por parte de la entidad local. Terrenos que, en muchas ocasiones, el municipio querría gestionar en beneficio de los ciudadanos, pero no sabe cómo hacerlo o no dispone delos recursos necesarios. En este caso, la custodia es una alternativa que abre nuevas posibilidades a estas entidades locales para la gestión de esos terrenos. Las entidades locales tienen dos alternativas desde el punto de vista de custodia del territorio: establecer acuerdos con una entidad de custodia o crear una entidad local de custodia (lo cual requiere mayor implicación de la entidad local).
Otros agentes sociales

Los demás implicados en la custodia del territorio son los que directa o indirectamente son usuarios del territorio, como los cazadores, pastores, agricultores o agrupaciones de propietarios. Ellos pueden actuar como propulsores de iniciativas de custodia.Los ciudadanos también pueden participar de este tipo de actividades por ejemplo mediante voluntariados o dando a conocer la custodia en general.Las empresas pueden participar como patrocinadoras, o cediendo terrenos, ya que existen muchas empresas que poseen fincas con importantes valores ambientales. Un mecanismo clave en el trabajo conjunto de los agentes implicados en acuerdos de custodia son las alianzas (también denominadas partenariados)


martes, 10 de febrero de 2015

Los oficios de la dehesa. La leña.

       La leña de encina....
     OTRA IMAGEN que podemos ver en los paisajes de dehesas es ésta: la leña de encina apilada y lista para utilizar en las típicas candelas de las casas. 
       La poda de la encina es algo común en los territorios de dehesa. Consiste en la eliminación, con lógica y orden, de partes de la copa del árbol. El hombre ha utilizado desde antiguo la poda para extraer leña y ramón y para dar a las encinas una forma adecuada a distintos fines: fomentar la producción de bellota y facilitar su recolección  o ayudar al desarrollo de los pastos para el pastoreo de ganado, etc. 
   Los criterios para realizar las podas se han transmitido de generación en generación aunque varían según los pueblos. Si bien la dehesa no es un sistema “natural”, pues necesita de la intervención constante del hombre, la poda de la  encina deberá hacerse dándole un mayor peso al principio de la naturalidad, pues permite realizar tareas  de renovación, de forma que las actuaciones sobre el encinar deberían hacerse buscando el incremento de la diversidad, lo que hará que se modele sin agresividad y se aumente y respete la naturalidad del sistema.

       Antiguamente, el patrimonio forestal se aprovechaba a través de los Concejos para la extracción de madera y leña por parte de los vecinos, con fines particulares, aunque todo ello se regulaba con ordenanzas y con fueros. En la Edad Media, tuvo auge el carboneo, pero esto daba lugar a una deforestación incontrolada.
      Los reyes se vieron obligados a dictar una serie de provisiones para conservar los montes, de forma que la política conservacionista de los Reyes Católicos se explicita en la pragmática fechada en Burgos, el 28 de Octubre de 1496, que ordenaba la protección de los montes y plantíos.  Prohibieron la corta y tala excepto en los montes grandes; en éstos, los vecinos podían aprovechar la leña "no cortando por pie, salvo por rama, dejando en ellos horca y pendón por donde puedan tornar a crecer" . Aquellos que no fueran grandes se aprovecharían para bellota y para apacentar los ganados, siendo todos ellos utilizados para pasto común.

       La tala y poda ha conseguido modelar la silueta de la encina y otorgarle una arquitectura adecuada, según la finalidad como dijimos (bellota, pastos, cultivos ocasionales..). Y esto la diferencia de la poda hecha en otros sistemas agrícolas o forestales distintos de la dehesa. Cada una de las encinas de nuestra dehesa ha recibido intervenciones de poda a lo largo de su vida, aunque los criterios han ido variando según los usos y el diferente peso de cada zona en cuanto a ellos.
       Se puede hacer una clasificación entre las podas de formación, recibidas por el árbol al principio de su vida para dirigir el tronco y definir la copa y las podas o intervenciones posteriores con propósito de reconstruir la copa de encinas adultas, etc.
    Lo ideal sería propiciar, a través de la intervención en el arbolado, diferentes espesuras en la explotación, distintas edades y la incorporación de especies arbóreas acompañantes, de forma que esta mayor diversidad haga más rico, renovado y flexible el ecosistema.



lunes, 2 de febrero de 2015

El paisaje de las nubes

            Casi tod@s, en algún momento, hemos mirado hacia el cielo y observado  las nubes. Oscuras, blancas, densas, como algodón flotante o como pesado plomo....Hemos de recordar que el agua, en constante transformación, pasa por los procesos de evaporación, condensación y precipitación. Las nubes surgen de la condensación del agua, cuando el aire sube húmedo y se enfría, formándose un cúmulo de vapor de agua, gotas y /o cristales suspendidos en el aire. Los meteorólogos se interesan por la formación y estructura de las nubes pues el tiempo reinante depende en gran medida de ellas.
       Vistas, sin embargo, desde el punto de vista del paisaje, como adorno de éste....pensemos en ellas como pinceladas y trazos de pintor. El dibujo se plasma en la superficie que lo acoge, que puede ser un lienzo, un papel, la pared de una cueva, la arena, .....o las nubes.. Pero en el caso de éstas, la mano se ausenta para permitir  que sean los ojos del que las mira, los que establezcan el paisaje de nubes. Observándolas veremos variaciones infinitas. Ocurre como con los paisajes sonoros: hoy día se utiliza mucho esta expresión de "paisaje" para designar una elaboración artística a partir de un entorno sonoro, no sólo musical hecho con instrumentos  como lo entendemos normalmente, sino a partir de sonidos del viento, del agua, del mar, del bosque, de una ciudad.....y es por eso que encontramos muchas composiciones tituladas "Paisaje sonoro de...." Y es que el concepto y el término "paisaje" ha variado y varía, como las nubes. Por ello oímos hablar de paisajes culturales, sonoros, biológicos, etc.