El ciervo, animal totémico,
símbolo de elegancia, del arte y la poesía, desde la antigüedad tuvo su
cornamenta asociada a la sabiduría que se expresaba a través de sus cuernos
como representación de la conexión con el cielo, ya que su forma en “ramaje” o
copa de árbol estaba “dispuesta a recoger las fuerzas celestes”. También son
signo de fertilidad, además de que la cornamenta y la piel del ciervo era un
ropaje utilizado por chamanes europeos de todas las culturas.
La berrea es algo muy estudiado
por la Etología que es una rama de la biología y de la psicología experimental,
que se ocupa del comportamiento de los animales.
En Sierra Morena, y en
particular en nuestro Parque Natural de Cardeña-Montoro, la época de la berrea está centrada en el mes
de septiembre, que es el momento en el que los machos se hacen notar con sus
berridos…pero, ¿conocemos lo que quieren transmitir?
El ciervo es un animal errante y
no tiene “encames” asiduos, sino que se acuesta en cualquier lugar que vea
conveniente. Gran nadador y saltador, sus hábitos suelen ser nocturnos.
Acostumbran a ir en manadas de machos
solos por un lado y hembras con crías por otro. Las hembras respetan una rígida
jerarquía establecida por una cierva más vieja que se encarga de desplazar al
grupo y elegir los lugares de descanso y comida de la manada.
Las hembras no tienen astas, pero
los machos en verano y en otoño presentan una cuerna muy ramificada. De patas
largas y fuertes, cuerpo estrecho, robusto cuello, muy estilizado en general,
este animal remata su fina cabeza por dos orejas de gran tamaño y por tanto,
posee una agudeza auditiva extraordinaria.
Los ciervos no solo braman sino
que pelean, acaban exhaustos y a veces enganchados por las astas que
estrechocan.
Existe un estudio realizado por
el CSIC y la Universidad de C-La Mancha, según el cual los individuos mejor
dotados y con cornamentas mayores, informan a las hembras de que poseen un
semen con un mayor nº de espermatozoides y que la movilidad de éstos es mayor,
algo que los convierte en los mejores progenitores de su próxima prole. Estos
estudios demuestran que las hembras no tienen por tanto el papel pasivo que
hasta ahora se les atribuía, esperando simplemente que el ciervo ganador de las
batallas fuera el que se aparejara con ellas.
La berrea constituye un buen
recurso y reclamo turístico apoyado incluso por los ecologistas pues supone un
elemento potenciador de la zona.