martes, 24 de marzo de 2015

"Si la cigüeña canta arriba en el campanario, que no me digan a mi que no es del cielo su canto"

       Las aves migratorias están ya regresando  al continente europeo tras pasar el invierno en África. La naturaleza se prepara para recibirlas y así comienza la primavera, y con ella los ecosistemas empiezan a regalar los recursos que cubrirán las necesidades de estas aves. Acuden a nuestras tierras golondrinas, cigüeñas, cucos, vencejos, ruiseñores y abejarucos, entre otros.
       Sin embargo, como se observa a simple vista, y también si consultamos los estudios sobre el tema, un cambio de comportamiento migratorio. Investigadores del CSIC han analizado una enorme base de datos con registros de movimientos de las aves migratorias en miles de localidades y durante décadas, y han podido demostrar que este cambio de comportamiento se explica principalmente por el cambio climático, siendo el caso de la cigüeña el más llamativo, cuyo número de ejemplares que pasan el invierno en Andalucía, y en España en general, ha aumentado en los últimos 20 años de cero a más de 30.000. También es debido este fenómeno a la proliferación de vertederos, y a la expansión del cangrejo de río americano, una especie invasora. La golondrina llega ahora a España unos 12 días antes que hace 30 años, y el vencejo una semana antes, por ejemplo. 
       Los Pedroches, con su sabor andaluz, extremeño y castellano-manchego constituyen una comarca donde la cigüeña blanca europea (ciconia ciconia) es la especie más frecuente. Pasa su período de cría en toda Europa continental, desde Febrero hasta Agosto aproximadamente. Pone de 3 a 5 huevos, de los que salen adelante 1 o 2 pollos. Luego emigra a África donde hiberna.
       En Europa no se caza ni come, se la protege y suscita un sentimiento positivo, de forma que el hombre se identifica con ciertas costumbres zoológicas de la especie, como su monogamia, su diligente atención de los padres hace los polluelos, etc. 
Por eso quizás en la literatura aparece a menudo, y en la poesía, tal y como Gabriel y Galán escribía:
"Enfrente de mi casa yace en ruinas
un viejo torreón de cuatro esquinas,
y en ese viejo torreón derruido
tiene asentado una cigüeña el nido.
!Y parece mentira, pero enseña
muchas cosas un nido de cigüeña!"

En la literatura popular desde muy antiguo aparece la cigüeña en las fábulas, coplas, refranes y adivinanzas, transmitidos principalmente por tradición oral de unos pueblos a otros y de generación en generación. Para muestra:
"Es blanca como la nieve, 
es negra como el carbón, 
las patas como una vela,
 el cuello como una hoz"
La cigüeña se ve acompañada de una simbología amable por ser pregonera de la bonanza y además por ser benefactora de la agricultura, pues limpia el campo de sabandijas, culebras y ratones.
        En Los Pedroches podemos encontrar Puntos de Interés Ornitológico (PIOP) para los visitantes y turistas de naturaleza y para los propios habitantes de la comarca:
* La dehesas con rapaces como el Águila, el Carbonero común o el Trepador azul.
* La pseudoestepa donde veremos Avutardas, Aguiluchos y Alcaravanes
* El olivar con aves como el Águila perdicera, y el Águila real
* La Sierra de Santa Eufemia, zona de paso de aves migratorias: Cigüeñas negras, Milanos y Alimoches.
* Ríos y arroyos: Cormorán grande, Ánade azulón, Grullas, Mirlos y Ruiseñores.
* El Parque Natural de Cardeña-Montoro: Águila Real, Imperial e Ibérica, Herrerillos, Pito Real, Picogordo, y Pico Picapinos.
       Y recordemos además....que la cigüeña en Occidente protagoniza un mito infantil sobre el origen de los niños.

sábado, 7 de marzo de 2015

La renovación del arbolado de la dehesa de Los Pedroches

       Pretendiendo conservar y mantener la estructura vegetal de la dehesa, tanto instituciones como propietarios  acuden a la reforestación como una actividad imprescindible en la gestión de dicho ecosistema y de las explotaciones, y se intenta planificar de forma coherente, de la misma manera que siempre se han planificado y programado los cultivos y el aprovechamiento de los recursos por el ganado.
       Las sequías de las últimas décadas han llevado a que la salud de los bosques en general y del encinar en particular se haya resentido. En Andalucía y en concreto en Los Pedroches, la relevancia de los encinares es tal, que constituyen una importantísima fuente de recursos por su aprovechamiento agrosilvopastoral intensivo. El perder estas encinas y la dehesa tendría un gran impacto y consecuencias nefastas desde la perspectiva cultural, social y económica. Además en términos de paisaje, el decaimiento del arbolado rompe la estética y la identidad,  y merma la diversidad de riqueza faunística y biológica.
       La renovación puede producirse de una manera natural, aunque en el caso de la encina es un proceso muy lento. No obstante, el propietario y los gestores de la dehesa pueden ayudar y promover una renovación que sea acorde con el aprovechamiento ganadero y las labores de la explotación. 
       Lo cierto es que se hace necesario tomar conciencia y tomar medidas, puesto que la disminución de la salud del encinar y el decaimiento del arbolado produce daños irreversibles en el ecosistema, al afectar a la capacidad de mitigación del cambio climático, a la retención de nutrientes para la vida, al equilibrio de los suelos, etc.



domingo, 1 de marzo de 2015

Armonía entre el hombre y la naturaleza. Don Quijote y los cabreros.

Hoy para nuestro blog escogemos un pasaje  del Quijote, con el fin de aprender a  apreciar como la armonía del hombre con la naturaleza es un tema vigente hoy,… como ayer.

CAPITULO XI. Discurso sobre la Edad de Oro (El Quijote)
De lo que le sucedió a don Quijote con unos cabreros

       En este hermoso capítulo podemos leer cómo se encontró don Quijote con unos cabreros cuando andaban Sancho y él buscando acomodo y cena. Don Quijote, habló sobre la Edad de Oro, en la que existía armonía con la naturaleza. 
 Esto lo comprobaremos a partir del epígrafe donde Cervantes escribe: cuando hubo bien satisfecho su estómago, tomó un puño de bellotas en la mano y, mirándolas atentamente, soltó la voz a semejantes razones…”. 
Es ahí cuando comienza el discurso…
“Dichosa edad y siglos dichosos aquellos a quien los antiguos pusieron nombre de dorados24, y no porque en ellos el oro, que en esta nuestra edad de hierro tanto se estima, se alcanzase en aquella venturosa sin fatiga alguna, sino porque entonces los que en ella vivían ignoraban estas dos palabras de tuyo y mío25. Eran en aquella santa edad todas las cosas comunes: a nadie le era necesario para alcanzar su ordinario sustento tomar otro trabajo que alzar la mano y alcanzarle de las robustas encinas, que liberalmente les estaban convidando con su dulce y sazonado fruto. Las claras fuentes y corrientes ríos26, en magnífica abundancia, sabrosas y transparentes aguas les ofrecían. En las quiebras de las peñas y en lo hueco de los árboles formaban su república las solícitas y discretas abejas27, ofreciendo a cualquiera mano, sin interés alguno28, la fértil cosecha de su dulcísimo trabajo. Los valientes alcornoques29 despedían de sí, sin otro artificio que el de su cortesía, sus anchas y livianas cortezas, con que se comenzaron a cubrir las casas, sobre rústicas estacas sustentadas, no más que para defensa de las inclemencias del cielo. Todo era paz entonces, todo amistad, todo concordia: aún no se había atrevido la pesada reja del corvo arado a abrir ni visitar las entrañas piadosas de nuestra primera madre30; que ella sin ser forzada ofrecía, por todas las partes de su fértil y espacioso seno, lo que pudiese hartar, sustentar y deleitar a los hijos que entonces la poseían. Entonces sí que andaban las simples y hermosas zagalejas31 de valle en valle y de otero en otero32, en trenza y en cabello33, sin más vestidos de aquellos que eran menester para cubrir honestamente lo que la honestidad quiere y ha querido siempre que se cubra, y no eran sus adornos de los que ahora se usan, a quien la púrpura de Tiro34 y la por tantos modos martirizada seda encarecen35, sino de algunas hojas verdes de lampazosIV, 36 y yedra entretejidas, con lo que quizá iban tan pomposas y compuestas como van agora nuestras cortesanas con las raras y peregrinas invenciones que la curiosidad ociosa les ha mostrado37. Entonces se decoraban los concetos amorosos del alma simple y sencillamente38, del mesmo modo y manera que ella los concebía, sin buscar artificioso rodeo de palabras para encarecerlos. No habíaV la fraude39, el engaño ni la malicia mezcládoseVI con la verdad y llaneza. La justicia se estaba en sus proprios términos, sin que la osasen turbar ni ofender los del favor y los del interese, que tanto ahora la menoscaban, turban y persiguen. La ley del encaje40 aún no se había sentadoVII en el entendimiento del juez, porque entonces no había qué juzgar ni quién fuese juzgadoVIII, 41. Las doncellas y la honestidad andaban, como tengo dicho, por dondequiera, sola y señeraIX, sin temor que la ajena desenvoltura y lascivo intento leX menoscabasen42, y su perdición nacíaXI de su gusto y propria voluntad. Y agora, en estos nuestros detestables siglos, no está segura ninguna, aunque la oculte y cierre otro nuevo laberinto como el de Creta43; porque allí, por los resquicios o por el aire, con el celo de la maldita solicitud, se les entra la amorosa pestilencia y les hace dar con todo su recogimiento al traste44. Para cuya seguridad, andando más los tiempos y creciendo más la malicia, se instituyó la orden de los caballeros andantes, para defender las doncellas, amparar las viudas y socorrer a los huérfanos y a los menesterosos. Desta orden soy yo, hermanos cabreros, a quien agradezco el gasajeXII, 45 y buen acogimiento que hacéis a mí y a mi escudero. Que aunque por ley natural46 están todos los que viven obligados a favorecer a los caballeros andantes, todavía47, por saber que sin saber vosotros esta obligación me acogistes y regalastes, es razón que, con la voluntad a mí posible, os agradezca la vuestra”.
       Mediante el “discurso de la Edad de Oro” se expresa la transformación del hombre desde la “Edad Dorada” hasta el presente. Era el concepto de justicia distributiva total el que reinaba cuando existía ARMONÍA ENTRE EL HOMBRE Y LA NATURALEZA. En esa época el hombre vivía en un sistema utópico, claro está, donde tenía o poseía lo suficiente para vivir y sentirse digno. Se describe un ambiente pacífico, ético e ideal, donde la concordia, la paz, el concepto de posesión no existían. Sin embargo, cuando el hombre se alejó de la naturaleza rompiendo el ORDEN NATURAL, llego el caos, el fraude, el desorden. La justicia, los bienes comunes, el amor sin artificios y las doncellas viviendo sin temor, se ven abocados al caos. Es ante este deterioro cuando se surge la Orden de los Caballeros Andantes.  
       Aplicándonos la lección, sabemos que el ser humano puede desarrollar todo su potencial, sin límite, cuando está en armonía con la naturaleza. Es de esa manera como nos acercamos al desarrollo sostenible. Desarrollo Sostenible que supone reunir y conjugar esfuerzos, recursos, actitudes y aptitudes para alcanzar la armonía y la afinación entre el desarrollo tecnológico y económico, el desarrollo rural, la conservación ambiental y la calidad de vida del hombre. Todo ello nos llevaría a una vida mucho más solidaria y respetuosa, donde el equilibrio y la justa repartición de la riqueza junto con el respeto al entorno, a la identidad de los pueblos y a los recursos naturales, harían de nuestra sociedad globalizada, una sociedad más igualitaria.