La arquitectura popular de Los Pedroches tiene un gran valor
patrimonial y es en gran medida dependiente de la armonía existente entre el
hombre y el entorno geográfico. Podríamos decir que activa nuestra memoria
colectiva, comprendiendo nuestro pasado a la vez que dignificamos nuestro
presente.
Nuestro paisaje arquitectónico queda supeditado en gran
parte a la actividad económica tradicional desarrollada en la comarca, a la
herencia cultural y al devenir histórico.
En cuanto a las edificaciones y viviendas familiares, se
puede apreciar un tipo de construcción más horizontal que vertical.
Exteriormente hay que afirmar que la
arquitectura se inserta en el paisaje de dehesas y olivares, y es una seña de
identidad nuestra, gracias a la utilización del granito principalmente. También
contamos con la cal, que enriquece el aspecto estético al blanquear los
enlucidos. Otro elemento clave es el hierro que se aprecia en ventanas y balcones. Los más
antiguos estaban hechos de forja.
(En las imágenes podemos observar todo ello).
Además hay detalles muy destacados según los distintos
pueblos, como las “tiras” de las fachadas de Añora, o los escudos y blasones de
Dos Torres, los enchinados de Pedroche, la calle Real de Villanueva de Córdoba,
las ventanas con escudos de los Sotomayor de Hinojosa, la calle Hospital de
Santa Eufemia y la Puerta de la Villa, etc., etc.
En el interior, las casas se estructuraban con un pasillo
central siempre lo suficientemente ancho, para que pasaran tanto personas como
animales, ya que tras atravesar el corral o patio, se llegaba a una parte final
o trasera donde se encontraban las cuadras y otros habitáculos para albergue de
animales domésticos y de trabajo.
El pasillo además de anchura, tenía una altura importante
facilitándose el recorrido con las bestias cargadas y con los aperos de
labranza después de terminadas las labores del campo. De ahí que también se
empedrara esa parte central del suelo (como podemos apreciar en la foto). En los techos se admiramos hermosas
bóvedas tanto en pasillos como en habitaciones.
A ambos lados del pasillo se situaban las habitaciones y aún
siguen así configuradas la mayoría de las casas actuales, incluso las de nueva
construcción.
Tras el patio y antes de llegar a esta parte del fondo,
solía ubicarse la cocina con chimenea que servía además de comedor. Normalmente
se iluminaba con ventanas que daban tanto al patio central como al corral
final. Muchas de las viviendas tenían un horno, gallinero, huerto y pozo, y
prácticamente todas poseían una zona de almacenamiento de cereales en la planta
superior, llamada “cámara”.
Caro Baroja hablaba de que “se puede recuperar la memoria de
un pueblo mediante los símbolos que en él perviven”. Y en estas viviendas y
construcciones tradicionales de Los Pedroches podemos encontrar señas de
identidad a través de símbolos como inscripciones en el granito, escudos, etc.
y en el interior de ellas, como pesebres,
establos, pilas de granito para lavar.. De ese carácter simbólico del
patrimonio surge la capacidad de plasmar la identidad. La arquitectura popular
es el efecto y consecuencia de un conocimiento del clima, de los materiales
constructivos y de las exigencias de la vida agropecuaria en nuestra zona. Es conductora y representativa de toda una
forma de vida, y de ahí su belleza, su expresividad , y su sencilla armonía.
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