miércoles, 3 de septiembre de 2014

"Jabón y buenas manos, sacan limpios paños"

     Desde el año 2.200 a.C. se vienen fabricando jabones caseros según la fórmula que apareció en unas tablillas de arcilla sumerias, con ceniza de madera y  aceite.
La ceniza era el medio alcalino que hacía reaccionar al ácido graso (el aceite) lo que generaba el jabón y la glicerina.
       Si nos concienciamos sobre la necesidad del reciclaje, de prevenir y reducir la contaminación de las aguas residuales domésticas, y nos acostumbramos a la utilización de aceite  usado como materia prima en la elaboración de jabón, obtendremos un producto ecológico y barato a la vez que no perdemos la tradición de nuestros mayores.
Muchos lugares que usan aceite en las cocinas comercialmente, ofrecen su aceite usado para la realización de jabones y productos similares.
       De esta manera obtendremos varios beneficios a la vez: evitar el impacto medioambiental y ahorrar fabricando jabón en gel para la piel, o jabón en polvo o líquido para lavadoras, para suelos, etc. Si además le agregamos esencias florales o frutales conseguiremos un agradable aroma.
       Pero si decidimos comprarlo en vez de hacerlo, hay que tener en cuenta que no todo lo que se oferta en el mercado envuelto en la marca “artesano” lo es, pues muchas veces lleva un exceso de sosa que perjudicará al ph natural de la piel si ese es el uso que queríamos darle.

Volviendo al origen del jabón en la historia, un estudio de la Universidad de Granada publicado en la revista Epccm nº15 (año 2013) nos cuenta así:
"La utilización del jabón se remonta para algunos a la época fenicia, para otros a la
egipcia o en otras civilizaciones orientales como los sumerios, es un producto de
limpieza necesario para el lavado de la ropa y el aseo personal. En las tablillas sumerias
se cita la mezcla de aceite con potasio, resinas y sal. Los fenicios lo fabricaban con
aceite de oliva y sosa caustica o carbonato de calcio obtenida con cenizas de plantas
halófitas que viven en tierras salinosas como la salicornia y la solsola. En Alepo se
fabricaba jabón con aceite de oliva o de laurel. Sin embargo, no han llegado a nosotros
textos sobre este producto hasta los romanos que serían los inventores de su fabricación
tal cómo ha llegado a nosotros en los territorios de lo que llamamos la civilización
occidental. Hay una leyenda de su descubrimiento en el llamado monte Sapo junto al
Tiber. Con los árabes se citan las almonas o fábricas de jabón a finales del siglo X en
Sevilla por la gran cantidad de aceite de oliva. El uso del jabón tuvo fines medicinales y
Galeno lo ve como un producto personal y para lavado de ropas, tiene efectos curativos
en la piel. Plinio el Viejo dice que los galos lo fabricaban con grasas y sebo de cabra
unidas a las cenizas de las hayas que proporcionan potasa, lo usaban para el pelo y le
añaden sal para endurecerlo".
Por último , dejamos aquí una receta de jabón en frío, aunque en caliente es como se hacía normalmente en las casas de la comarca de  Los Pedroches y añadimos unas fotos alusivas al tema (una caldera restaurada actualmente, un recipiente cociendo la mezcla y el jabón hecho ya cortado)
Receta para la elaboración de jabón en frío:
Todo el proceso se hace en frío sin necesidad de realizar ninguna cocción. Los ingredientes necesarios para fabricar el jabón son:
– 1 y medio litro de aceite de oliva usado
– 1 +½ litro de agua que varía según las veces que se ha usado el aceite. Cuanto más se ha reutilizado, menos sosa se pondrá (si es para la piel no poner más de 200 gramos de sosa). Un poco de harina ayudará a espesar la masa. Pasos:
1. primero mezclamos bien el agua y la sosa (con las manos protegidas) hasta que no quede cristal
2. Añadir el aceite lentamente y sin parar de remover.
3. Si se opta por añadirle harina, incorporarla poco a poco hasta que la masa espese.
4. Colocar en un molde y dejar reposar 24 horas. Conservar en lugar fresco y seco.





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