El paisaje es un componente más de nuestras
circunstancias y va unido a nuestras vidas.
En la Edad Media, la percepción y visión de
la naturaleza tenía un sentido malo, catastrófico, hostil…aunque a partir de que Francesco Petrarca
(1304-1374) ascendiera al Mont Ventoux, el hombre extrae un gusto estético de la
naturaleza.
En el romanticismo, que la búsqueda de la
libertad era algo constante, el paisaje iba asociado a lo fantástico, lo
sensible, lo nostálgico y lo onírico. Los escritores, pintores y viajeros del
romanticismo concebían el paisaje y sus variaciones según cambiaran los sentimientos del observador. El
paisaje era una búsqueda de lo sobrenatural, lo trascendental, y de la
divinidad en la naturaleza. Naturaleza que sirve a los románticos como placer
estético. La sensibilidad romántica aportó un nuevo modo de ser y entender el
paisaje, cosa que se ve muy claramente en el género pictórico. El movimiento
romántico trajo la revalorización del paisaje en la pintura, la poesía y otras
artes. PERO……es la imagen cultural, estética, filosófica e intelectual del
paisaje que nos aportan los artistas de la generación del 98 la que más se
identifica con nuestra Comarca. Machado resumía la actitud de los escritores
del 98 cuando decía: “pintar del natural ?”...El modelo es necesario. Para
copiarlo ? no, para pensar en él”. Su mirada sobre el paisaje no fue la de
analistas, ni científicos…sino la imagen cultural del paisaje.
Decía Unamuno: ”el paisaje tiene alma,y mi alma
tiene paisaje”. Esta mirada de Unamuno, sensible y atenta al paisaje , o esa
geografía emotiva de Machado, o el no-paisaje de Valle Inclán constituyen una forma de verlo que
casa con la reivindicación del nuestro.
En las fotos vemos un óleo de Pérez Villaamil (1837) pintor del apogeo romántico en España con su "Manada de toros" junto a un río. También apreciamos paisajes de nuestra tierra así como un paisaje suizo. A cada cual hay que otorgarle su valor.
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