Preciosa panorámica donde se aprecia uno de los ejes
vertebradores del pueblo, como es el
Paseo de Andalucía (antiguo Paseo de la Estación) y la calle Pedroche. Se ve una trama viaria bastante regular. Las
calles principales son las más anchas, y suelen estar cortadas de forma
perpendicular por otras secundarias, más estrechas y con más pendiente (así
antiguamente se facilitaba la evacuación de aguas).
La calidad
visual de nuestros pueblos es magnífica y connatural porque junto al diseño
urbano general, se manifiesta particularmente la torre de la iglesia principal.
En cuanto al entorno, la escena es
llamativa y bella debido a la fusión o combinación del campo y del pueblo. Como
relata CHANES Y XIMENA “el campo se ve
siempre desde el interior del pueblo; el campo, podemos decir, que está dentro
del pueblo. Es difícil definir claramente dónde termina el paisaje para
convertirse en pueblo, dónde dejamos de percibir el pueblo como conjunto para
decir que estamos dentro de él...”
En Villanueva de
Córdoba se intenta evitar la edificación de altura y estilo discordante, que dificultaría
la vista panorámica y rompería la identidad, si bien, en las afueras, los
edificios como garajes, autoconstrucciones, polígonos industriales, etc.,
desvirtúan la estética del entorno.
En este pueblo
de Los Pedroches, se diferencias varias partes, tal y como nos explica VALLE BUENESTADO, “en
Villanueva se diferencian perfectamente dos conjuntos urbanos: el casco antiguo
y el ensanche moderno” (parte antigua de forma circular con los edificios
más emblemáticos y viviendas particulares; por lo general los cascos históricos
son de plano irregular pues datan de época medieval, siendo desordenados y
compactos.) y con respecto a la parte surgida
por el crecimiento, relata “ensanche por
excelencia que es el espacio delimitado por la zona del Calvario, y calles San Miguel,
Moreno de Pedrajas como columna vertebral al tiempo que eje de simetría de todo
el conjunto”. Continúa diciendo este autor conocedor como ningún otro de
este asunto en nuestra comarca, que “la ampliación del casco de Villanueva,
operada a finales del siglo XIX y principios del XX, vino a tener un
significado equiparable al que tuvo la expansión urbana en las grandes ciudades
españolas y europeas”.
Relacionando todo
ello con el patrimonio y el turismo, la repercusión de los ensanches se puede
ver muy bien reflejada en las siguientes palabras de JM.QUADRADO: “No hay apenas
Ayuntamiento ni concejal que no se haya propuesto fundir y regularizar la
población a su manera, trazando líneas sobre el mapa topográfico cual sobre un
yermo erial lo hiciera, sin desviar jamás su inflexible recta por consideración
alguna, a no ser una que otra personal…los arcos caen, los saledizos se
espejan, los paredones se blanquean, las calles se ensanchan para abrir paso al
carro triunfal de la civilización, y si por ellas no cabe, se le franquea
brecha, como al caballo de Troya, a través de monumentos seculares”.
A veces, con el
entusiasmo por el disfrute “universal” del Patrimonio ,se nos escapa de las
manos lo autóctono. Pensando en la delectación “global” se quedan sin luz los bienes, sin espacio ni
tiempo, es decir, fuera de su contexto y de su carácter local. Este
fenómeno se aprecia con claridad en el hecho turístico pues nuestra
herencia cultural tomada como bien común,
hace que el turista lo vea como parte de la esfera y corriente
turística, percepción distante y superficial. Su percepción no sea objetiva por
tanto. Habría que saber transferir el verdadero significado del patrimonio
local al verdadero turista, visitante o viajero, y desde la profesionalidad de
quienes lo conocen, aprecian , valoran y conservan.
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